Residencia geriátrica El Encanto: practicamos el amor libre

Era un día de verano como otro cualquiera y la familia se preparaba para una tarde de playa. Bueno todos no...al abuelo no le  hacía mucha gracia tanto sol y prefería quedarse en casa. En ese momento, y ante la sorpresa de todos, pronunció aquella frase que nos dejó  inmóviles, "creo que ha llegado el momento de que me vaya a una residencia de la tercera edad, no estaré tanto tiempo con vosotros pero seguro que  bien atendido y no seré un estorbo". El se creía una carga  en algunos momentos, pero por más que intentamos convencerlo no hubo forma para nuestra desesperación. Es más, sentenció finalmente "yo elegiré dónde ir y no aceptaré imposiciones ni tan siquiera sugerencias". Continuamos con nuestros planes playeros y el abuelo se puso desde ya, manos a la obra, en busca de su próximo hogar. Periódico en ristre, día sí y día también revisaba la prensa buscando y recopilando anuncios de distintos geriátricos, que iba almacenando en una especie de álbum creado a tal efecto. A ninguno se nos ocurrió ni tan siquiera preguntarle nada, mi abuelo siempre ha sido un hombre de carácter, y cuando dijo que no aceptaría intromisiones sabíamos que iba en serio. Así fueron transcurriendo las semanas, hasta que un día, a la hora de comer, nos anunció que ya había tomado una decisión y que nos la anunciaría una vez hubiéramos tomado el postre. Creo que salvo él, nunca ninguno de nosotros habíamos comido tan rápido, evidentemente estábamos impacientes todos por saber cuál había sido su decisión. En fin, que había llegado el momento esperado,ni tan siquiera recogimos  la mesa y todos nos quedamos mudos mirándole y deseando que empezara a hablar. "Hijos" empezó diciendo, "ya he tomado mi decisión y me mudo mañana mismo" afirmó para nuestra sorpresa. Sacó un recorte de una revista y nos enseñó el artículo "aquí es donde voy a vivir a partir de mañana". Nos miramos unos a otros y no nos atrevimos a decir nada, nos mostraba una página recortada de una revista que decía "Residencia geriátrica El Encanto: practicamos el amor libre". Respetamos su decisión y nadie se atrevió  a articular palabra, ya os comenté que siempre ha sido un hombre de fuerte carácter, aunque las caras de todos nosotros mostraban entre incredulidad y sorpresa. Llegó el día siguiente y todos le ayudamos a preparar el equipaje, nos subimos en el coche familiar y le acompañamos hasta el lugar por él elegido. Allí nos recibió el director, un recibimiento muy cordial, todo aparentaba una gran normalidad, y nos pidió que durante la primera semana no fuésemos a verlo para que se aclimatara de una forma más rápida a su nueva residencia y compañeros. Nos fuimos despidiendo de uno en uno, le abrazamos, le besamos y todos y cada uno de nosotros le dijimos que si, por lo que fuere, no se encontraba a gusto, que estaríamos encantados de que volviese a casa con nosotros. Nos subimos al coche conteniendo la emoción, mientras él se mostraba muy sonriente, y mientras el coche arrancaba le dijimos "hasta dentro de una semana abuelo". Pasó un día, dos, tres...así hasta cinco, por supuesto en todos y cada uno de ellos nos acordábamos de él. De repente, suena el timbre de casa, miro por la ventana y veo un taxi que se aleja, voy a la puerta, abro y.....¡allí estaba el abuelo!. En ese momento yo estaba solo en casa, le dí un abrazo.....pasamos al salón y no pude por menos que preguntarle..."pero abuelo...¿qué te ha pasado?". "mira hijo" empezó diciendo...."me trataron estupendamente, y como sabéis allí se practica el amor libre" a lo que yo asentí con la cabeza. "Pues bien, prosiguió, el segundo día iba dando una paseo por el interior, y en estas que ví a una de la cuidadoras agachada....enseñando las braguitas sin saberlo, no tendría más de 30-35 años, noté que mis partes se ponían duras, me acerqué a ella, la abracé....y fue emocionante, fueron los 10 minutos mejores en mucho tiempo, en ningún momento se resistió, más bien al contrario, fue impresionante". En ese momento yo no entendía nada....porque si realmente había sido tan emocionante....¿por qué estaba de nuevo en casa?. Sin necesidad de decirle nada, él mismo siguió con su relato"pues bien, me sentía el hombre más feliz del mundo, me preguntaba cómo no habría dado antes con aquel sitio....hasta que sucedió". ¿Pero qué paso abuelo? le dije....y añadió " al tercer día iba paseando por uno de los pasillos, se me cayó el bastón, me agaché a recogerlo....y en estas que llega por detrás un celador y ¡zas!...no tuve tiempo ni  articular palabra, cuando me quise dar cuenta me había hecho suyo....". Como podéis imaginar, me quedé aún más sorprendido si cabe, y le dije a mi abuelo "abuelo, bien pensado, si se practica el amor libre, habrá de hacerse sin discriminar tendencias sexuales....si te paras a pensarlo tal vez tendrías que haberlo pensado antes". A lo que el abuelo me respondió "hijo, tienes razón, en ese momento me dí cuenta de que me había equivocado, de que mi decisión era errónea, y sobre todo que me había equivocado y mucho por un mero cálculo de probabilidades". Yo no entendí aquella afirmación del abuelo, y le dije extrañado "hombre abuelo, habrá sido un error porque no consideraste todos los escenarios posibles, pero no por un mero cálculo de probabilidades" a lo que el abuelo, entre serio y esbozando una media sonrisa me dijo "no hijo no, es un mero cálculo de probabilidades", tragó un poco de saliva y prosiguió "mira,a mis años mientras que mis partes se me levantan apenas una o dos veces al mes.......el bastón, como tu bien sabes, se me cae unas cuantas veces al día.......". Capté rápidamente su mensaje, y sin decirle nada, le di un abrazo y me alegre mucho de que estuviera de nuevo entre nosotros....supongo que su decisión de irse no había sido más que una calentura del momento...