Se hace llamar Carolyn Anderson, tiene 29 años y es natural de Liverpool (Reino Unido). Su obsesión por parecerse a la famosa actriz (ha reconocido ser adicta a ella) comenzó al mismo tiempo que su trabajo de modelo. Según nuestra protagonista "cuando comencé a trabajar como modelo necesité de un ángulo que me hiciera distinta al resto, si hago algo quiero ser la mejor. Siempre me dijeron que me parecía a Pamela Anderson y entonces decidí que debería ser ella". En busca de su objetivo, no dudó en tomar una serie de decisiones en cuanto a su cuerpo que pasaron por:
-hacerse el mismo corte de pelo que la actriz.
-se puso extensiones de cabello.
-teñirse de rubia.
-realizar un blanqueamiento de dientes.
-inyecciones y delineamiento permanente de labios.
-incrementó la talla de su busto.
-se inyectó botox
y algunos que otros "arreglillos" más que ascendieron a un total de 40.000 dólares. El resultado lo dejamos al análisis de cada uno, aunque las conclusiones parecen evidentes. Si a ello le unimos la compra de ropa "estilo Pamela" por un importe de otros 160.000 dólares, el total de su "inversión" ascendió a la nada desdeñable cantidad de ¡200.000 dólares!. Ha creado también su propia marca que lleva por nombre Scouse Pammie donde comercializa fotos, presentaciones,calendarios y cualquier evento para sus admiradores ¿? masculinos.
¿Cómo podríamos definir lo que le sucede a Carolyn?. Pues ni más ni menos sufre una variante del llamado Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), que consiste en una preocupación importante y fuera de lo normal por algún "defecto" percibido en nuestra imagen corporal, y lo entrecomillamos porque puede ser real o simplemente imaginario. En su caso asocia sus propias imperfecciones al deseo de parecerse a un icono personal de belleza, la actriz Pamela Anderson. Este trastorno que fue descrito por primera vez nada menos que en el año 1891 por el italiano Enrico Morselli, ha sido reconocido en 1987 como un trastorno psiquiátrico por la Asociación Psiquiátrica Americana. Se estima que el 1-2% de la población mundial reúne los criterios diagnósticos del mismo y afecta por igual tanto a hombres como a mujeres. La baja autoestima personal es su desencadenante principal, suele iniciarse durante la adolescencia e ir disminuyendo con la edad, pero en ocasiones puede persistir en edades adultas. Curiosamente es más frecuente entre jóvenes de clase media o alta, con pocos o ningún defecto físico, influenciados por los medios de comunicación y los altos estándares de belleza actuales. En la mayoría de los casos padecen síntomas de ansiedad social y sus actividades sociales y profesionales se ven claramente afectadas por la enfermedad.
Seguramente leyendo esta entrada, si es que no lo sabías ya, te has acordado del rey del pop, el gran Michael Jackson, un ejemplo claro de esta enfermedad.
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