Esta peculiar tribu habita en Kanyenba, ubicada en el Valle del Zambeze (Zimbabue). Hablan un dialecto de la lengua dominante Shone. Muchos de los miembros de la misma presentan una malformación en sus pies, consistente en que tienen sólo dos dedos deformados, con lo cual se parecen claramente a la garra de un avestruz. Este trastorno genético, conocido como ectrodactilia, fue documentado por primera vez en el año 1770 por Jan Jacob Hartsinck, director de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, al observarlo en una tribu de esclavos de Africa Central que habían sido llevados a la Guayana holandesa. Con el paso del tiempo, la historia se fue convirtiendo en cierto modo en leyenda, hasta que en la década de los 60 empezaron a conocerse entrevistas con testigos que manifestaban conocer el fenómeno y afirmaban que era relativamente frecuente entre los miembros de la tribu Vadoma. Aunque en menor medida, también se documentó que el fenómeno está presente en los miembros de la tribu Talaunda, que habita en Zimbabue y Bostwana. Sin embargo, los casos no son tan numerosos como en algún momento ha llegado a indicarse, y lo que sí parece haber sido acreditado es que entre ambas tribus hay dos familias afectadas en su escalafón genealógico, y no se ven afectados todos los miembros de las mismas. Estos hechos hacen suponer que ambas familias en un determinado momento han tenido un ancestro común que pudo transmitir el gen que provoca la ectrodactilia.
En el caso de estos hombres "con pies de avestruz" (algunos lo denominan pinza de langosta), la alteración, que puede afectar tanto a manos como a pies, les ha permitido desarrollar la habilidad de escalar árboles con gran habilidad. Sin embargo, y como resulta evidente, el encontrar calzado apto para sus pies resulta misión imposible.
La ectrodactilia, también conocida como síndrome de Karsch-Neugebauer, es una alteración producida por una mutación en los cromosomas 7 y 9 y que se transmite de forma hereditaria. Una característica importante de la ectrodactilia es que es transmitida de forma Autosómica Dominante, o lo que es lo mismo, una persona que la padezca tiene una probabilidad de un 50% de que sus hijos la también la sufran independientemente del sexo. Esta probabilidad es válida para cada embarazo. Estadísticamente se cuantifica que afecta a 1 de cada 90.000 nacimientos. Sin embargo, y en el caso que nos ocupa, la probabilidad en los Vadoma se ha reducido a 1 de cada 1.000, dicho de otro modo, y mediante una sencilla operación matemática, las posibilidades de padecer este síndrome son 90 veces superioores a la media, de ahí que a pesar de su aislamiento sean mundialmente conocidos por esta peculiaridad.
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