Las fotos fueron tomadas por el fotógrafo y surfista Jonathan Nimerfroh, en quien concurre además la circunstancia de ser la única persona que ha podido tomar estas instantáneas en dos ocasiones.
El fotógrafo se daba a conocer en febrero del año 2015 cuando captó con su cámara las primeras imágenes obtenidas en la playa de Nantucket en Massachussetts. Según ´él mismo recogió en redes sociales "no podía creer lo que veía, eran olas pequeñas que avanzaban como a cámara lenta". La segunda ocasión ha sido reciente, tuvo lugar el pasado 2 de enero de este recién entrado 2018 y el escenario el mismo, aunque en esta ocasión con algunos surfistas como testigos. Pero la pregunta que seguramente te estarás realizando es, ¿cómo es posible este fenómeno?, y es precisamente a eso a lo que vamos a tratar de darle respuesta.
El fotógrafo se daba a conocer en febrero del año 2015 cuando captó con su cámara las primeras imágenes obtenidas en la playa de Nantucket en Massachussetts. Según ´él mismo recogió en redes sociales "no podía creer lo que veía, eran olas pequeñas que avanzaban como a cámara lenta". La segunda ocasión ha sido reciente, tuvo lugar el pasado 2 de enero de este recién entrado 2018 y el escenario el mismo, aunque en esta ocasión con algunos surfistas como testigos. Pero la pregunta que seguramente te estarás realizando es, ¿cómo es posible este fenómeno?, y es precisamente a eso a lo que vamos a tratar de darle respuesta.
Para que las olas puedan llegar a congelarse literalmente han de concurrir 4 requisitos:
1.- Una temperatura ambiente extremadamente fría.
A principios de este 2018 USA veía como su costa Este sufría los efectos de la mundialmente conocida bomba ciclónica, que trajo abundantes nevadas y carreteras y aeropuertos cerrados. En concreto, en el momento en que fueron tomadas las fotografías, la temperatura en la isla de Nantucket era de 11 grados bajo cero.
2.- Que el mar tenga una salinidad más bien baja.
Como sabes, el punto de congelación del agua dulce se produce a 0º centígrados, temperatura a partir de la cual su estado pasa de líquido a sólido al convertirse en hielo. En el caso del agua salada, ese punto se alcanza más fácilmente cuando las aguas tienen una salinidad baja, aunque según se ha contrastado científicamente a partir de -2º centígrados es seguro que alcanzan su congelación. En el caso del pasado 2 de enero, las temperatura del mar según Nimerfroh era de 2º positivos, pero la baja salinidad ayudó a que el fenómeno se produjese.
3.- No tienen que producirse corrientes oceánicas.
La ausencia de corrientes oceánicas, o lo que es lo mismo, el inmovilismo de las aguas como consecuencia de su ausencia, favorece que se produzcan temperaturas más bajas en el líquido elemento.
4.- No pueden ser aguas profundas, sino lugares cercanos a la costa.
En lugares próximos a la orilla, donde el mar prácticamente no cubre, esta circunstancia ayuda o favorece que se alcance la congelación.
Cuando concurren los cuatro factores enumerados, ya sabes cuál es la conclusión final, la insólita e infrecuente imagen de poder ver este fenómeno de las olas congeladas. No obstante, en algunas partes de nuestro planeta, como al Norte de Japón o en las zonas polares, no resulta tan extraño poder contemplarlo, pero al ser lugares situados en áreas de difícil acceso no resulta sencillo tomar instantáneas del mismo. En el caso de agua dulce, en lugares como los Grandes Lagos de Norteamérica (USA y Canadá) o el lago Baikal en Siberia, no es tan raro poder observarlo y obtener fotografías que dejen testimonio del mismo.
Las olas cuadradas de la isla de Ré son otro fenómeno tan curioso como peligroso, al igual que Las mareas rojas que se producen en la costa China de Shenzhen.
Las olas cuadradas de la isla de Ré son otro fenómeno tan curioso como peligroso, al igual que Las mareas rojas que se producen en la costa China de Shenzhen.
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