miércoles, 18 de abril de 2018

Aguas termales de sangre (Japón).



En la isla japonesa de Kyushu se encuentra la pequeña ciudad de Beppu, que cuenta con una población aproximada de unos 150.000 habitantes. Su principal fuente de ingresos es el turismo, y el motivo principal son las conocidas como Aguas termales de sangre o también como los Nueve infiernos de Beppu. Son 9 termas naturales cuyas aguas presentan un llamativo color rojo, de modo que cuando uno se sumerge en ellas parece que lo hiciera en una piscina de sangre.
Todas y cada una de ellas tienen su propio nombre, y son tan sugerentes como "Lago de sangre", "Tornado del infierno" o "Infierno de sangre" entre otros.
La explicación científica sobre esa tonalidad roja es muy sencilla, el color, totalmente natural, se debe a la altísima concentración de hierro que contienen, además de otros elementos tales como aluminio, sulfuros, ácidos y sales. Esta tonalidad hace imposible ver el fondo de las termas, a lo que ayuda la densa capa de niebla resultado del movimiento de vapor de agua.



Cuenta la leyenda local, que se remonta al siglo VIII, que los onsen se formaron porque un Dios cayó enfermo, y los otros, conocedores de que el suelo de la zona era rico en elementos, hicieron brotar agua que los contenía disueltos para ayudarlo. El espaldarazo definitivo a estas termas se produjo en el siglo XII, cuando el famoso samurai Otomo Yosiyasu condujo después de una dura batalla a sus tropas heridas a restablecerse y curarse bañandose en las termas. Para ello, hizo construir hospederias, y a partir de ese momento se produjo una incesante peregrinación de personas buscando mejorar tanto su salud física como mental.
No hemos de olvidar que los onsen o termas públicas son una tradición milenaria en este país y son muy frecuentes puesto que Japón se encuentra en una de las zonas geotèrmicas más activas de nuestro planeta. En el caso concreto de Beppu estamos además hablando del segundo mayor punto de aguas calientes del mundo, sólo por detrás de Yellostone (USA).



Como sabes, las aguas termales provienen de las capas subterráneas de la corteza terrestre. Por lo general están ubicadas en una falla y suben en forma de vapor o de agua caliente. Se clasifican según su temperatura, y así pueden ser frías (menos de 20º), hipotermales (20-35º), mesotermales (35-45º), hipertermales (45-100º) y súpertermales (100-150º).  Desde épocas remotas, las civilizaciones antigüas utilizaban este tipo de  aguas para curar enfermedades y como un sitio de socialización, así los hallazgos más antigüos datan de 2.000 años a C en la India, Italia o Grecia.

Para finalizar, te dejamos las principales ventajas de este tipo de aguas:

-el baño aumenta la temperatura corporal, mata gérmenes y virus, incrementa la presión hidrostática, la circulación sanguínea y la oxigenación, ayudando a disolver y eliminar toxinas.
-al aumentar la oxigenación, ayuda en procesos metabólicos y estimula secreciones de estómago e hígado, facilitando por ejemplo la digestión.
-si se repiten los baños por periodos de 3-4 semanas, está comprobado que favorecen las funciones endocrinas y el funcionamiento general del sistema nervioso.
-mejoran el sistema inmune, relajan la mente, aumentan la producción de endorfinas y regulan las funciones glandulares.
-algunas enfermedades de la piel, como la psoriasis, los hongos o la dermatitis experimentan mejorías sustanciales, especialmente cuando se acude a centros termales con un importante contenido en azufre.


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