lunes, 6 de abril de 2015

¿Qué tenían en común Lincoln, Van Gogh o Einstein?



Pues ni más ni menos que son personajes históricos de gran relevancia que sufrieron las conocidas como enfermedades raras, patologías muy poco frecuentes que en el caso de España afectan aproximadamente a 3 millones de personas y a un 8% de la población mundial. Se calcula que son un total aproximado de 7.000 enfermedades degenerativas y crónicas que tienen un  origen genético en el 80% de los casos.
Abraham Lincoln y su figura estilizada (se calcula que medía en torno a los 2 metros), recogida a menudo tanto en el cine como en la pintura, respondía a un estereotipo que ni él mismo conocia. El elegido presidente americano en 1860 padecía el síndrome de Marfan, una enfermedad del tejido conjuntivo que sobre todo afecta al esqueleto, el corazón, los pulmones, los ojos y los vasos sanguineos. Asesinado como es conocido en 1865, no llegó a conocer qué enfermedad le afectaba, ya que no fue hasta el año 1896 cuando fue descubierta por el doctor Antoine Marfan.  Las personas que la sufren tienen una hiperextensión de sus articulaciones, por lo que su altura es superior a la media, en ocasiones sus dedos son desproporcionadamente largos y delgados (aracnodactilia), el esternón puede estar desplazado hacia adentro o hacia afuera, pueden tener los pies planos o cifoescoliosis, que les produce una curvatura pronunciada en su columna vertebral.
Este síndrome, que afecta a 1 de cada 5.000 personas, queda perfectamente ilustrado en el actor Javier Botet, un "Lincoln actual" que puedes ver en la siguiente fotografía



El autor de la Teoría de la Relatividad, el físico Albert Einstein y Premio Nobel en 1921, tenía desde niño problemas de relación y conducta ocasionados por el Síndrome de Asperger, un trastorno relacionado con el autismo aunque más moderado que éste. Einstein tardó en pronunciar sus primeras palabras, leía de forma confusa, era relativamente torpe y realizaba conductas o rituales repetitivos. Todo ello ha llevado al estudioso Simon Baron Cohen, experto en autismo de la Universidad de Cambridge, a afirmar que Albert sufría este síndrome. Los aspergerianos tienen una inteligencia por encima de lo normal y problemas muy evidentes de comunicación.
Su personalidad individualista le hizo concentrarse desde joven en la ciencia, siendo un alumno altamente brillante y un investigador de primer nivel que le hizo ser uno de los científicos más reconocidos del siglo XX sino el que más.


El conocidísimo pintor holandés, Vincent Van Gohg, seguramente el máximo referente de la corriente impresionista, vivió atormentado por su inestable salud mental. Entre otros aspectos conocidos de su persona, llegó a cortarse una oreja en un ataque y finalmente terminó por quitarse la vida. Pues bien, sufría de Porfiria Aguda Intermitente, una enfermedad genética que afecta a nuestro sistema nervioso, causada por la forma en la que el cuerpo produce una sustancia llamada hemo, que se encuentra principalmente en la sangre pero también en la médula ósea. Se caracteriza principalmente por trastornos neurológicos que acaban desembocando en cambios mentales o de personalidad, acompañados de dolores abdominales y musculares, así como de disfunciones gastrointestinales.


Como hemos podido comprobar, el tener una enfermedad rara no es excluyente para poder tener un talento o unas cualidades fuera de lo normal, aunque seguramente hoy en día el ejemplo que tenemos más presente en nuestras retinas es el de Stephen Hawking afectado por la Esclerosis Lateral Amiotrófica.


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