jueves, 22 de junio de 2017

La tribu etíope Banna




Esta tribu está ubicada en el Sur de la región del Omo, cerca del río que lleva el mismo nombre, y al norte del lago Turkana, en el extremo sureste de Etiopía, cerca de las fronteras con Kenia, Uganda y Sudán. Sus poblaciones principales son Key-Afar, y Jinka.
Los banna son una tribu dedicada básicamente por pastoreo cuya vida gira en torno a sus rebaños, más en concreto de vacas, y en menor cuantía de cabras y ovejas. El carácter hostil del ambiente en que habitan hace que sean seminómadas, y en menor medida se dedican también a la agricultura, cultivando (por lo general al inicio de la temporada de lluvias) sorgo, sésamo y maíz, así como algún tipo de alubias. También se dedican a la apicultura, y  uno de sus principales tesoros es la miel silvestre, que utilizan como medio de cambio en el mercado o incluso en la propia carretera. Sus aldeas están por lo general alejadas de las pistas y carreteras, por lo que su contacto con el mundo exterior se establece principalmente  el día de mercado en la localidad de Key-Afer. Mientras otros pueblos de la zona, también seminómadas, construyen sus viviendas temporales en su lugar de residencia, los banna carecen de ellas, por lo que casi se les podría considerar como auténticos nómadas. Suelen vivir en campamentos formados por un grupo de viviendas fácilmente instalables y desinstalables, en las que conviven familias emparentadas entre sí. Las viviendas son ubicadas en círculo y en el centro se sitúa el ganado para protegerlo durante la noche, y con él duermen, a modo de guardianes, los jóvenes y los hombres solteros. Están construídas con varas flexibles recubiertas de hierba en la estación seca o de lonas en la estación de lluvias. Su población es de aproximadamente unos 35.000 individuos, repartidos entre los ríos Omo y Wolto. Pertenecen a la misma familia de la tribu Hammer, con los que comparten lengua y se pueden casar libremente. Durante la estación de sequía, los hombres recorren importantes distancias con el rebaño hasta conseguir pastos, agua y miel. 



Mujeres banna


 Su concepto de sociedad está estructurado en base a un sistema de edades, en la cúpula están los más ancianos, controlados por un Biltta o dirigente espiritual, y las mujeres, independientemente de su estado civil, ocupan un lugar subordinado a los varones. Cuando el “cabeza de familia” está ausente o la mujer enviuda,  suele trasladarse a vivir con ella y sus hijos un varón de cierta edad que “cuida” de los mismos.  Practican la circuncisión en los adolescentes y la ablación a las niñas durante su pubertad.  Del mismo modo, cabe añadir que  recordar una ofensa sufrida y vengarse del infractor es algo loable. La principal consecuencia de esta forma de pensar es que son frecuentes las matanzas entre vecinos enemistados por el pastoreo. Por ello, los hombres casi siempre van armados y su carácter es agresivo, de este modo de ganan el respeto y el temor de la comunidad. Al mismo tiempo, tienen un alto concepto del orgullo y de la unidad, y temen a las represalias de malos espíritus, amigos y parientes. Una pequeña parte de sus miembros han sido receptivos a la iniciación en el cristianismo, y la sociedad en general es tolerante respecto a otras culturas religiosas, sin embargo algunos de estos nuevos creyentes han tenido que padecer presiones sociales, tales como azotes, robo de ganado o de posesiones. Otra de sus características, que comparten igualmente con sus vecinos Hammer, es la dedicación de los hombres al cuidado de sus peinados, ya que suelen decorar su cabeza con una especie de gorro hecho con arcilla y muy bien decorado. Para no “desperdiciar” la dedicación empleada a la elaboración del gorro, suelen dormir con la cabeza apoyada en un reposacabezas de madera. No tienen pelo ni en piernas ni en brazos.


Salto de la vaca
Para la iniciación de los jóvenes a la edad adulta realizan un ritual, llamado “salto de las vacas”, muy parecido al que realizan sus vecinos Hammer aunque con algunas variaciones. Una vez el niño ha cumplido los 15 años, ha elegido una joven para contraer matrimonio y ha recibido su aceptación, los familiares de ésta  sitúan en el centro de un claro unos 30 animales en paralelo, que el joven deberá ir saltando sin caerse llevando en una de sus manos el Bolo, un pequeño bastón en forma de falo. No sólo eso, ha de saltarlas cuatro veces, dos en una dirección y otras dos en la opuesta. Si se cae varias veces, será motivo de risa, y en cierto modo de humillación, por parte de  los presentes en la ceremonia, ya que será azotado por las mujeres. Además, se considera que ese hecho es un mal augurio para el futuro de la pareja, por lo que la familia de la joven lo rechaza momentáneamente y ha de esperar un año para intentar nuevamente superar la prueba. Transcurrido ese periodo, si el nuevo intento resulta exitoso, el joven entregará un determinado número de cabezas de ganado a la familia de la joven y se procede a la ceremonia nupcial Sin embargo, si supera con éxito la prueba ya en su primer intento, transcurridos 8 días podrá contraer matrimonio. Antes de la prueba, se ofrece al joven que beba la sangre de un animal, el arquero del pueblo, con gran precisión, lanza una flecha justo en la yugular del animal sacrificado, y la sangre brota para dar fuerza al futuro adulto de la tribu. Con posterioridad, y una vez se tiene ese carácter de adulto, si el joven no tiene una “pareja elegida”  tiene lugar otro rito o ceremonia que tiene el nombre de  “lwagandi”, que simula el cortejo del hombre a la mujer, iniciándose un baile que concluye con el emparejamiento de los jóvenes. Durante el noviazgo, los jóvenes han de compartir una bebida preparada con leche y sangre de vaca, y, dependiendo de la riqueza del varón, un banna puede llegar a tener hasta cuatro esposas.





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