miércoles, 11 de noviembre de 2015

Los budistas tibetanos y sus "funerales al cielo".







El Tíbet es considerado peculiar por diversos motivos, pero tal vez no conocías uno de ellos, la práctica de los conocidos como "funerales al cielo".  Los tibetanos, una de las 55 minorías étnicas que existen en China, siguen manteniendo sus tradiciones y creencias, de acuerdo con el gobierno, aún a expensas de que para la gran mayoría de población china son el vivo reflejo de un pueblo primitivo. Cuando un miembro de la comunidad fallece, puede ser enterrado de diversos modos,  el tradicional enterramiento bajo tierra (el menos utilizado), la cremación, arrojando el cuerpo desmembrado a un río o bien mediante el enterramiento en el cielo. El fallecido es conducido, generalmente en un motocarro, envuelto en una sábana o tela hasta el lugar del entierro, un círculo ubicado en plena naturaleza y escogido por los monjes para ser el lugar sagrado donde realizarse este tipo de ceremonias. El ritual funerario consiste en ofrecer al fallecido para que lo devoren los buitres, pero para ayudar a estas rapaces a comer, el muerto ha de ser desmembrado y troceado concienzudamente.




Esta práctica, cuyo nombre en tibetano es"jhator" (entrega del alma a las aves), es, según los tibetanos, la mejor forma de elevar el alma al cielo y devolver el cuerpo a la tierra, ya que éste, desprovisto del alma, ya no tiene valor alguno. Reseñar igualmente que  al inicio de la misma uno de los acompañantes del fallecido enciende una hoguera de modo que una columna de humo se eleva desde la hierba para avisar al cielo de que "va una nueva alma". Otra característica, no muy difícil de entender por motivos evidentes, es que ningún miembro de la familia puede asistir al funeral ni llevar a cabo el enterramiento. No entraremos en mayores detalles, pero sí añadir que al fallecido se le quita su cabellera ya que el pelo "da mala suerte". Para los ejecutores de la ceremonia, ésta es motivo de alegría ya que ese cuerpo es como una nave vacía de su ocupante, y del mismo modo consideran que si los buitres devoran completamente el cuerpo es señal de que el fallecido ha sido bueno en vida. Una vez finalizada la ceremonia, los participantes se desinfectan las manos con alcohol de beber y purifican el motocarro con el humo de un fuego al que han arrojado hojas de ciprés. El siguiente paso es esterilizar con fuego un hueso que entregarán como recuerdo a la familia. Para los budistas tibetanos, ofrecer el cuerpo a los buitres es un acto final de compasión, una ceremonia mediante la cual el alma rompe su relación con el cuerpo y quedan rotos los lazos físicos entre el fallecido y sus parientes.
Te dejamos este breve vídeo que puedes encontrar en Youtube, como algún otro más, eso sí, hemos de advertirte que, tal y como se señala en su inicio, puede herir tu sensibilidad por motivos que son evidentes si has leído este post.






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