Tradicionalmente y desde Pedro, el primero oficialmente
reconocido, los Papas han sido siempre hombres excluyéndose expresamente para
este puesto de vital transcendencia la figura femenina. La historia del Palpati va ineludiblemente unida a la de otra figura no reconocida en la historia oficial de la Iglesia Católica, la de Juana, la mujer que llegó a ser Papa y cuyo sexo pasó inadvertido hasta que embarazada acabó dando a luz en una procesión pública.